Había una vez una manzana
que no era ni verde
ni roja
era rosa
por eso estaba muy triste
y todos los días se preguntaba
¿cuándo seré roja o verde?
pero eso no pasaba.
Ella se encontraba sola
colgada de un árbol
y desde allí veía a todos los demás árboles
llenos de manzanas rojas o verdes
que la rodeaban
pero no había ninguna otra como ella.
A veces el sol la bañaba
y ella se alegraba porque pensaba
que esto la mejoraba.
Otras la lluvia la lavaba
y esto también la alegraba
porque creía que la sanaba.
De noche las estrellas la iluminaban
y la luna la invitaba a soñar
y soñaba
con ser una manzana como todas las demás
roja o verde
pero esto no pasaba.
Pasaban sí los días
y ella seguía
sola
colgada en su árbol.
(lo que no sabía
es que estaba madurando
y que la cosecha llegaría)
Hasta que un día vinieron
muchos hombres y mujeres
con unas grandes cestas
que gritaban
¡por aquí!
¡por allá!
y se organizaban
la cosecha comenzaba.
Y una a una todas las manzanas
rojas y verdes
fueron arrancadas de sus árboles
y puestas en los cestos
¿cuándo llegaría su turno?
se preguntaba.
De pronto alguien se acercó
un hombre alto y flaco
era el dueño de todos los manzanos
y la vio
y la miró
y se alegró
y gritó
y llamó a todos los demás
que rápidamente rodearon su árbol
el árbol que tenía
la única manzana rosada.
Con voz firme y clara
el dueño dijo:
“miren bien esta manzana
que nadie la toque
ni la arranque
es única como cada uno de ustedes
yo la he creado injertando
un manzano con un rosal.
Ella es la primera
de una nueva generación
donde habrá manzanas amarillas,
azules, blancas
y de todos los colores”.
Todos se pusieron muy contentos
y ella al fin comprendió
el sentido de su existencia.
Hermoso Rodo!!!