Publicado en Vivo con una PC y algo más
Llevar a Boca en las pelotas —no llevarse las pelotas a la boca— sino este otro sentimiento, de la mitad más uno (hay estadísticas ciertas) que moviliza y mueve, y nos convierte en nosotros contra los otros, los del gallinero, las gallinas.
Sin poder un ser 1 (léase como el número: uno) somos muchos, y así creemos que somos machos, y así crecemos.
De la boca para afuera quién sabe todo lo que decimos; pero de la boca para adentro, a quién se le puede contar esto.
Una pasión, desmedida, desenfrenada, de barras bravas; un río de odio que a veces colma el plato y se desborda. En el Borda deberíamos encontrarnos, con un referí de psiquiatra, que con un nuevo código de faltas nos diagnostique: de River o de Boca.
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